La conciencia desdichada

La conciencia desdichada (La conscience malheureuse) es una de las piezas mayores del pensamiento existencial de los años 30 y la obra filosófica más importante de Benjamin Fondane. Publicada en 1936, mientras su autor se hallaba en Argentina rodando su film Tararira, su mal comprendido irracionalismo desataría acerbas críticas.

En la huella de Shestov y de autores como Kierkegaard, Nietzsche y Dostoievski, la revuelta de Fondane se mide en un combate a muerte contra toda forma de totalitarismo o alienación, y constituye una reivindicación vehemente del individuo y de sus virtualidades y aspiraciones más vivas.

Para Fondane, «la filosofía no es una suerte de verificador de pesos y medidas —o como se dice: de evidencias—, sino el acto mismo por el cual el existente plantea su propia existencia, el acto mismo del viviente, buscando en sí y fuera de sí, con o contra las evidencias, las posibilidades mismas del vivir».

Como para su maestro Lev Shestov —el «nuevo místico ruso»—, para Fondane, la filosofía no comporta un simple modo de conocimiento, sino una brava lucha por la liberación absoluta de la conciencia, una transgresión total del existente de cara a Dios y al infinito.

Según Fondane, hay que «creer en la evidencia, en las leyes, en lo imposible, y no obstante experimentar en sí una resistencia tenaz, angustiada, inefable, sentirse herido en lo más íntimo por esos límites, rebelarse contra su omnipotencia, contra el dominio, el encantamiento que ejercen sobre nuestro pensamiento. No hay filosofía existencial si el obstáculo propuesto por nuestra razón no es sentido como algo inmenso, insalvable; no hay fe verdadera si el milagro no es sentido como imposible, absurdo».