
Fernando Savater
Fernando Savater (San Sebastián, 1947) fue catedrático de Filosofía y ha compaginado la docencia de Filosofía y Ética en varias universidades con la escritura de obras de ensayo divulgativo y ficción (novela y teatro), algunas de las cuales, como Ética para Amador (1991), Política para Amador (1992), El contenido de la felicidad (1986) o El valor de educar (1997), han ejercido una notable influencia en España y en Latinoamérica, convirtiéndolo en un referente para toda una generación en España. También desde hace años viene publicando artículos, en la prensa nacional y extranjera, en los que aborda cuestiones de actualidad. Su obra se ha traducido a varios idiomas. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Ensayo de 1982 y el Planeta de 1993, además de con otros premios literarios. Está en posesión de varios doctorados honoris causa otorgados por universidades de España, Europa y América, así como de diversas condecoraciones, entre ellas la Orden del Mérito Constitucional de España y la Gran Cruz del Águila Azteca. Además es Chevalier des Arts et Lettres por el Gobierno de Francia. Entre los filósofos que más han influido en su pensamiento destacan Montaigne, Spinoza, Voltaire, Cioran, Bertrand Russell y la Escuela de Fráncfort. En 1996 reunió sus cuatro primeros libros –La filosofía tachada, Nihilismo y acción, De los dioses y del mundo y La tarea del héroe– en un compendio que tituló La voluntad disculpada. La idea era «en vez de hacer una teoría de la culpa, hacer una teoría de la responsabilidad desculpabilizada». Otras obras suyas son Apología del sofista (1973), Ensayo sobre Cioran (1974), Escritos politeístas (1975), La filosofía como anhelo de la revolución (1976), La infancia recuperada (1976), La piedad apasionada (1977),La tarea del héroe (Premio Nacional de Literatura 1982), Invitación a la ética (1982) e Idea de Nietzsche (2000). Sus críticas al nacionalismo vasco se inscriben en la oposición a las ideologías y partidos que pretenden hacer de la pertenencia nacional una exclusiva señal de identidad. Por su defensa pública de las libertades civiles y de los derechos humanos estuvo amenazado de muerte durante años por la organización terrorista ETA y vivió protegido por escolta hasta finales del 2011.