Rachel Bespaloff
Rachel Bespaloff nace el 14 de mayo de 1895 en Nova Zagora (Bulgaria), en el seno de una familia judía originaria de Ucrania. Su padre, Daniel Pasmanik, era médico, y su madre, Debora Perlmutter, doctora en Filosofía. En 1897, su familia se instala en Ginebra, ciudad donde pasa su infancia y juventud e inicia una prometedora carrera musical. Al mismo tiempo, da clases de literatura francesa en un liceo de Ginebra. En 1908, sus padres se divorcian, y años más tarde, en 1919, Rachel abandona Ginebra y se instala en París. En 1922 se casa con Nissim Bespaloff, comerciante, de quien tendrá una hija, Noémie Bespaloff. Poco después conocerá al filósofo ruso Lev Shestov, encuentro que cambia radicalmente su vida. Abandona su carrera musical y comienza a frecuentar el círculo de discípulos y amigos del filósofo, mientras empieza a escribir sobre todo lo que lee. Será su marido quien haga llegar sus escritos a Daniel Halévy, que a su vez se los mostrará a Gabriel Marcel, y ambos la animarán a publicar sus textos. La Revue philosophique y La Nouvelle Revue Française publican sus primeros ensayos (sobre Heidegger, Julien Green, André Malraux, Gabriel Marcel, Kierkegaard, Jean Wahl), algunos de los cuales reunirá después en el que será su primer libro, Cheminements et Carrefours (Vrin, 1938), dedicado a su maestro, Lev Shestov. Rachel Bespaloff fue una de las primeras lectoras de Heidegger en Francia. Pero lejos de quedar deslumbrada por el filósofo alemán, escribe a Shestov: «¿Qué queda de Heidegger si prescindimos de todo lo que debe a Kierkegaard y a Husserl?». Poco después, en 1942, y ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos en Europa, decide abandonar Francia y se exilia junto con su familia a los Estados Unidos. A partir del año siguiente, gracias a la intercesión de Jean Wahl, impartirá clases de literatura francesa en el Mount Holyoke College de South Hadley. En 1943 publica su segundo libro, De l’Iliade, según Hannah Arendt, «una de las obras más interesantes jamás publicadas sobre la materia». De la misma época data un largo estudio sobre Montaigne y un artículo consagrado a Camus, El mundo del condenado a muerte, ninguno de los cuales llegará a ver publicado. Hermann Broch, en el postfacio a De l’Iliade, escribe: «Rachel Bespaloff es, probablemente, la primera en descubrir la luz irónica que llamea en la colisión de lo impersonal y lo personal (es decir, del mito y la poesía)». Años más tarde, Gabriel Marcel, para quien Rachel Bespaloff había sido «una de las personas sin duda más inteligentes que había conocido», la compararía con Simone Weil, lo que no evitó que cayera en el olvido.
El 6 de abril de 1949 Rachel Bespaloff ponía fin voluntariamente a sus días.
En ella la inteligencia no era una facultad separada de la vida, era la vida misma. (Gabriel Marcel, en una carta a Daniel Halévy, sobre Rachel Bespaloff)