Prepublicación «Amar y revivir»
Un romano regresa a la vida y se obligado a contemplar su Roma natal transformada y alterada por el tiempo; un joven ingiere (creyendo que se trata de un filtro de amor) una poción que al volverle inmortal le condena a ver envejecer y morir a todos sus seres queridos; un caballero romántico sufre la irrupción de un doble que amenaza con arrebatarle su vida; una doncella que se debate entre el amor y la lealtad deja su decisión en manos de una santa que la obliga a dormir en una pequeña terraza sobre un acantilado; la única posibilidad de redención de un noble calavera pasa por cambiar de cuerpo con un horrible duende… Éstos son algunos de los nervios narrativos que animan nuestra selección de relatos con los que Mary Shelley prolonga el magisterio que exhibió en Frankenstein.
Ambientados en una Italia tan bella como peligrosa, en estos relatos se suceden una secuencia de amores desesperados, situaciones límite y vidas presionadas por la irrupción de la guerra… Pero ante todo estos relatos prolongan la indagación pionera de Mary Shelley sobre los claroscuros de una ciencia que empezaba a parecer capaz de todo, sin haberse podido plantear todavía sus consecuencias morales. Un campo prodigioso que a veces se confunde con los últimos coletazos del mundo de la hechicería.
Biografía
Mary Godwin nació en 1797 y se convirtió en Mary Shelley al casarse con el poeta romántico Percy B. Shelley. Ya con este nombre lograría fama mundial con la publicación de Frankenstein. Por momentos, la vida de Mary Shelley parece una fuga de horror: la muerte de varios de sus hijos, la huida de Inglaterra por las deudas de Percy, la muerte de su marido en un desgraciado naufragio que partió su vida en dos, y una década final dominada por la enfermedad cerebral. Pero por debajo de esta corriente siniestra late una vida intensa (su infancia junto a una madre pionera del feminismo, el enamoramiento de Percy, viajes por Italia, amistad con Keats y lord Byron, regreso con su hijo a Inglaterra…) alumbrada por los placeres de la imaginación: autora de varias novelas pioneras de ciencia ficción (El último hombre, Lodore, Falkner…), de una breve e intensísima secuencia de poemas, de libros de viajes (donde relata sus aventuras por Italia, Alemania, Francia, Suiza y Holanda) y de un diario perturbador y casi secreto. Pero su empeño más constante fue la escritura de cuentos y nouvelles de muy variado pelaje. Murió en Inglaterra en 1851, después de vivir una larga temporada en armonía con su hijo y su nuera. Al inspeccionar su escritorio encontraron, envuelto en papel de seda, el corazón deshidratado de su marido.