- colección
-
El Jardín de Epicuro - No Ficción
- autor
- Georg Christoph Lichtenberg
- traducción
- Carlos Fortea
- páginas
- 284
- número
- 83
- ISBN
- 978-84-949376-8-2
Cuadernos. Volumen IV
«Lichtenberg es nuestro filósofo. A veces uno tiene la tentación de decir que es nuestro único filósofo» Roberto Bolaño
El cuarto volumen y penúltimo de los Cuadernos de Lichtenberg no rebaja ni mucho menos el tono habitual de su obra. El espíritu despierto, irónico y crítico de este intempestivo se muestra en todo su esplendor, haciendo gala de un afilado y audaz escepticismo.
En este volumen de los Cuadernos se tratan temas de hondo calado para el ser humano: la abismática brecha entre la fe y la razón, el sentido de la historia, la cultura, la presencia de la violencia y sus efectos, la moral, la libertad, las relaciones personales, los sueños, el arte, la música, el suicidio y el sexo.
Con respecto a su crítica a la filosofía tradicional de corte academicista, arremete una vez más contra todo. A través de Kant, al que también lanza algún dardo, y su bestia negra Böhme, explora la relación entre los conceptos de necesidad y azar, determinismo y libertad. Al respecto de la metafísica como problema, o de los límites de nuestro conocimiento, indaga en las relaciones entre el ser y el no-ser, y apuesta revolucionariamente en el plano lógico por la negación del principii contradictionis.
Por último, su crítica a la religión es manifiesta cuando afirma que la doctrina pura de Cristo es un buen manual para la felicidad y la paz, que, no obstante, debe quedar «depurada de la porquería de los curas». Por todo ello, y por su originalidad y profundidad, Lichtenberg fue uno de los pocos pensadores alemanes de cabecera elegidos por Friedrich Nietzsche como representantes de la verdadera cultura, que debía ser para él espejo de los grandes espíritus de la época.
- colección
-
El Jardín de Epicuro - No Ficción
- autor
- Georg Christoph Lichtenberg
- traducción
- Carlos Fortea
- páginas
- 284
- número
- 83
- ISBN
- 978-84-949376-8-2
"Una fiesta constante de la inteligencia. Y a menudo, la manifestación de frescura de un Lichtenberg tan agudo y sarcástico como el de estas notas: "Su orejuda excelencia ha oído bien". "Había aprendido a jugar con unas cuantas cositas de metafísica"
"Hay que dar unas enormes gracias a Hermida Editores por perseverar en la publicación de todos los cuadernos de este increíble y lamentablemente poco conocido personaje. Compren el libro con urgencia y disfrútenlo con el sosiego de espíritu que merece."
"No es exageración, amigo lector, esta es una lectura lúdico didáctica de lo más recomendable. Ya sea verano o cualquier otra estación; el hombre siempre se parece a sí mismo (y probablemente a la piedra en la que tiende a tropezar).
"
" En favor de la serenidad personal, una declaración de mínimos, que nos invita a superar los intereses sectarios en favor de una democracia del espíritu, (“¿Qué autoridad puede obligarme a creer algo que contradice a mi razón?”), un testimonio articulado en contra de la aceptación de los retratos silenciosamente irónicos del proteccionismo."